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¡Hola de nuevo, amig@s de Orysel! Hoy os presentamos un completo artículo sobre la Leishmania escrito por nuestro veterinario de confianza Juan Pedro Espino Gemio de Globalvet Extremadura. Confiamos en que os guste y en que os ayude a proteger a vuestra macota.

 

¿QUÉ ES LA LEISHMANIA?

Las leishmaniosis pueden ser definidas como un conjunto de enfermedades causadas por protozoos pertenecientes al género Leishmania, parásitos que afectan a numerosas especies de mamíferos incluido al hombre, siendo sus reservorios principales el perro y algunos roedores. Su transmisión se debe a la picadura infectante de un insecto vector, el flebotomo.

La leishmaniosis canina es posiblemente una de las patologías de mayor frecuencia de presentación en la clínica diaria. Debido a esta elevada frecuencia de presentación, la dificultad que supone un diagnóstico precoz y la escasa eficacia de los tratamientos existentes, la leishmaniosis canina puede ser además considerada como uno de los problemas sanitarios de mayor importancia, ya que el perro se comporta como el mayor reservorio mamífero del parásito y el responsable directo de la persistencia de la leishmaniosis humana.

ETIOLOGÍA

De todas las especies y subespecies del género Leishmania, se ha identificado a Leishmania infantum como la única especie parásita de los países de la Cuenca Mediterránea, y es la especie responsable de los procesos caninos y humanos, tanto en su forma cutánea como visceral.

EPIDEMIOLOGÍA

Respecto a la distribución geográfica de la leishmaniosis, estas enfermedades están ampliamente presentes por todo el planeta. En los países de la Cuenca Mediterránea el número de perros en riesgo de infección es de 11 millones. En España se calcula que del 7-20% de los cánidos están infectados por Leishmania, pudiendo alcanzar en zonas endémicas valores superiores al 35%.

El ciclo de vida del parásito Leishmania tiene lugar en dos hospedadores diferentes: uno intermediario (mosquito flebotomo), que actúa como vector, y uno definitivo, que es un vertebrado casi siempre mamífero (roedores, cánidos y hombre, principalmente).

SINTOMATOLOGÍA

Clínicamente, la leishmaniosis visceral canina se puede definir como una enfermedad parasitaria de evolución crónica de muchos meses o años. Comienza de una forma silente u oculta, ya que su periodo de incubación es prácticamente asintomático. Además es muy variable, oscilando entre pocos meses hasta años, e incluso la práctica totalidad de la vida del perro. Esta enorme variabilidad es dependiente de complejos mecanismos inmunitarios específicos, que tanto en calidad como en cantidad, condicionan el desenlace de las infecciones.

La evolución clínica, por tanto, puede cursar también de forma variable. Desde una simple alopecia hasta un cuadro digestivo grave que desemboque en la muerte del animal en tan solo días.

 

 

LESIONES

En alusión al cuadro lesional de la leishmaniosis canina, hay que apuntar que una vez generalizada la infección se producen alteraciones en la práctica totalidad del organismo.

DIAGNÓSTICO

La mejor prevención de la enfermedad y sus consecuencias pasa necesariamente por su diagnóstico precoz. Los análisis sistemáticos y anuales de los perros que habitan en zonas de riesgo y el diagnóstico precoz de los casos sospechosos, garantizarían un control de la endemia canina y de su difusión.

TRATAMIENTO

Las consideraciones terapéuticas en los casos de leishmaniosis canina es hoy día uno de los aspectos más problemáticos de la enfermedad. Este problema viene derivado por un lado de la posibilidad de resolución terapéutica medianamente eficaz y, por otro lado, por ser los perros parasitados por Leishmania el reservorio más importante existente.

El tratamiento requiere varias semanas de aplicación y dosis de recuerdo anuales. Las recidivas, bien por la no esterilización completa del animal o por reinfecciones son muy frecuentes. Además, es muy importante realizar un continuo seguimiento y control con analíticas periódicas, estudio de la cinética de anticuerpos, etc.

 

 

PROFILAXIS Y CONTROL

Para la lucha contra esta zoonosis transmisible de distribución prácticamente mundial, el control de la leishmaniosis tiene que atender para cada zona de riesgo a los tres pilares básicos sobre los que se sustenta la vida de estos parásitos: los mosquitos vectores del parásito, los reservorios mamíferos y el medio ambiente en los que se desenvuelven.

Sin duda alguna, tanto la gravedad con la que avanza la enfermedad en cada perro, como la posibilidad de nuevas recidivas está en su mayor parte influenciada por el estado inmunitario de cada animal. Por lo que es imprescindible tener alimentado al perro con alimentos de calidad, con el único objetivo de mantener un sistema inmunitario fuerte, sano y preparado para afrontar con garantías ésta o cualquier otra enfermedad.

Esperamos que os haya resultado útil este artículo. Os animamos a que comentéis si tenéis alguna duda o si necesitáis ayuda sobre el mismo. Podéis contactar con nosotros, estaremos encantados de atenderos.

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